jueves, 14 de junio de 2012
miércoles, 6 de junio de 2012
Renacer
Los gemidos de John alimentaban la felicidad de Marie, una niña de
tan solo 10 años, tranquila acababa con la vida de un pequeño de tan solo 4
años. La lluvia pegaba caía con fuerza, creando sonidos vacíos que golpeaban
las ventanas del granero a las afueras del pueblo. Marie sentía placer, sentía
ganas de más; cuando por fin se hizo el silencio, quito las manos del cuello de
John, marcas rojas y moradas adornaban su cuerpo, Marie en se sienta junto a
John lo toma en brazos y lo analiza, observa sus grandes ojos azules, vacíos y
tristes, su cabello sin vida, su piel tornándose azul, gris, sintiendo los
cambios de temperatura de frío a caliente y por fin suspira:
- “Tranquilo, todo va a salir bien, háblame amigo, cuéntame que te
dicen en las puertas del cielo”.
Marie se levantó tomando a John de la mano arrastrándolo entre el
lodo, se colocó frente al pozo y lo aventó, sin ningún remordimiento, sin
ninguna culpa; regresó a su casa, mojada y encontró a su mamá tirada en la
cama, al parecer se encontraba dormida, tomo un pan de la alacena, con un poco
de mantequilla y subió a su cuarto.
Mientras se sentaba junto al baúl de sus muñecas, tomo a su
pequeño oso de peluche, mirando a la ventana, ver como la lluvia creaba una
canción en su cabeza, comenzó a llorar, sintiendo como caían las lagrimas por
sus mejillas, consternada, le empezó a faltar el aire tomo fuerte a su peluche
entre sus rodillas y gritó exasperada, presionando su oso de peluche hasta
arrancarle la cabeza. Cuando se dio cuenta lo que le había hecho a su inocente
peluche, la conmovió, se dirigió al cuarto de costura de su madre y comenzó a
cocerlo, llorando por la perdida de su juguete, lo tomo en brazos le sonrió y
se fue a dormir.
Entre sueños escuchaba la voz de John gritando con fuerza: -
“Marie, no lo hagas, Marie, tu me quieres, me extrañas”.
Sin ningún problema, Marie se levantó al día siguiente, bajó las
escaleras emocionada, como si el día anterior no hubiera pasado nada, su madre
Catherine, la tomó en sus brazos y le contó la mala noticia: - “Marie, hija,
John fue encontrado en el granero al parecer su se enredó en la soga que
juntaba las hebillas y murió”. Mientras Catherine abrazaba a su hija
conmocionada y llena de lagrimas Marie, la abrazó fuerte y contesto: -“Tranquila
mamá todo va a salir bien, no sufrió”.
Catherine impresionada por la reacción de su hija se fue a cambiar
y le indicó a Marie que irían al funeral en la capilla del pueblo para lamentar
la perdida de aquel inocente ángel.
Al momento de entrar a la capilla, Marie se colocó junto al féretro
de John, calmada, sin derramar una lagrima le sonrió mientras tocaba aquel
hombro frió que sostenía las flores de John; salió corriendo; Catherine
conmocionada la dejo salir, pensó que era una forma de sacar su ira y
desesperación.
Marie corría sin destino hasta que se encontró en un sendero, y
junto a un molino de viento logró ver a una pequeña niña de 6 años, se secó las
lagrimas y se dirigió hacia ella.
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